Sus fiestas populares se celebran cada año a finales del mes de agosto en honor a la patrona del pueblo, la Virgen del Rosario.
El 13 de junio, festividad de San Antonio de Padua, tiene lugar una romería hasta la zona conocida como El Bacal, donde los vecinos pasan parte de la jornada merendando en el campo.
Esta tradición jayenuzca se lleva a cabo durante los carnavales. Consiste en que dos hombres —uno vestido de cura y otro de monaguillo— van rociando agua con una escupidera —a modo de acetre— y un escobín de esparto —como hisopo— a todo el que se les acerca, mientras lloran y gritan: "¡Qué lástima que se ha muerto la zorrica!". Para el entierro llevan un pellejo de zorro relleno de paja. Todos los lugareños y visitantes participan detrás en procesión, también llorándole falsamente a la zorrica. Al final es enterrada en el corral de algún asistente y todo termina en una fiesta con bailes y bebidas.